Este viernes 15 de septiembre no hubo clases en el Colegio Holandés porque se celebra el Día de las Escuelas Evangélicas, en homenaje a William C. Morris, quien desarrolló una obra educativa muy importante.
William Case Morris nació en Inglaterra el 16 de febrero de1864 y desde pequeño leía la Biblia junto a su padre. Al morir su madre, él y su familia viajaron a América, vivieron en Paraguay y luego, ya en Argentina, con 22 años se instaló en el barrio de la Boca. Fundó en un conventillo su primera escuela, y desde allí enseñaba historias bíblicas y bellos coros. Fundó muchas escuelas evangélicas, de artes y oficios, bibliotecas, campos de deportes, editoriales, sala de conferencias, museo y biblioteca de maestros, asociación de exalumnos y de madres, orfanatos, hogares, entre otras tantas. Desde cada una de sus obras predicó, transmitió y fue ejemplo de la fe cristiana, de los valores del reino y los mensajes que Jesús enseñó.
Indiscutiblemente fue uno de los personajes más populares del Buenos Aires de aquella época. William C. Morris, el delgado inglés pelirrojo que recorría las calles con su sobado maletín de cuero, sus eternas rodilleras y su sonrisa bondadosa; entraba con la misma libertad en el despacho de un ministro de la Nación que en la gerencia de un Banco o en el más miserable tabuco.
Muchos se descubrían ante él como ante un auténtico apóstol de la educación popular, el hombre que se había dado por entero a la misión de rescatar a la niñez y a la juventud de los barrios bajos de la gran capital, pues sostenía que la educación era la más valiosa herramienta de cambio y desarrollo social.
Ramos Mejía dijo: “Yo conozco muchos, muchísimos maestros más preparados que él, pero no creo que haya en el país uno capaz de hacer lo que él ha hecho, y de llegar donde él ha llegado con su fe de apóstol iluminado, con su inquebrantable tenacidad sajona.”
William C. Morris falleció el 15 de septiembre de1932 y esa fecha es declarada como el Día de las Escuelas Evangélicas en Argentina.