Desde el 2 de abril de 1946, y con una historia previa en otras sedes forjada por los pioneros inmigrantes, el Colegio Holandés lleva adelante una tarea docente reconocida en toda la comunidad de Tres Arroyos.
Es propiedad de la Asociación Cultural y Espiritual de la Iglesia Reformada de la Argentina, creada en asamblea el 22 de abril de 1945, y los miembros de su comisión directiva así como otros colaboradores se desempeñan ad honorem, porque se trata de una entidad sin fines de lucro.
Para quienes han formado parte de la institución o actualmente están vinculados a su actividad, esta trayectoria en la enseñanza es un motivo de orgullo. Entre otras razones porque se cimienta en valores, en una línea de trabajo y esfuerzo que tuvo -y tiene- como protagonistas a muchas generaciones.
Los tiempos que transcurren son complejos, todos lo sabemos. Si bien no es la primera vez que el Colegio Holandés debe afrontar una realidad difícil, las características en este caso sí son absolutamente particulares porque la sociedad toda se ve afectada por una pandemia que genera incertidumbre y cuya resolución no tiene un plazo que pueda preverse con claridad.
La situación es muy grave, no sólo en nuestro Colegio sino en todo el sector de la educación de gestión privada. Son claras las palabras de Martín Zurita, secretario ejecutivo de la Asociación de Instituto de Enseñanza Privada de Buenos Aires (Aiepba), en declaraciones al diario La Nación: “Algunas instituciones debieron cerrar sus puertas, esto ya sucedió en Chacabuco, Bahía Blanca, Quilmes, Villa Urquiza, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos y otras provincias, en principio jardines maternales y de infantes que son la primera línea de afectación de esta crisis. Queremos que esto no se extienda a otros niveles ni a otras escuelas“.
Con aproximadamente 130 trabajadores/as docentes y no docentes, y una matrícula de 740 alumnos desde Maternal hasta el nivel Secundario, nuestro Colegio se adaptó de la mejor manera a los desafíos educativos que plantea la pandemia. En dicho marco, se valora enormemente el compromiso de los docentes y las familias, para acompañar a sus hijos con los contenidos virtuales, con todo lo que implica seguir educando en esta emergencia.
A pesar de sostener la calidad en el servicio educativo, hemos visto la necesidad de plantear la problemática económica y pensar alternativas.
En este sentido, nos permitimos describir la estructura económica institucional para que se comprenda la magnitud de las dificultades. El 90 por ciento de las erogaciones corresponden a sueldos y cargas sociales del personal docente y no docente. Las subvenciones del Estado cubren el 20 por ciento del total y todo el monto restante proviene del pago del arancel mensual por parte de padres y familiares de los alumnos.
El dinero que resulta de estas cuotas es destinado de manera exclusiva al funcionamiento operativo mientras que las obras edilicias se llevan adelante con fondos específicos para tal fin, conformados con donaciones de fundaciones, empresas y particulares.
Por otra parte, la reducción en el consumo de servicios como la electricidad y el gas (por la interrupción de las clases presenciales) tiene una incidencia ínfima. Del mismo modo, no es posible prescindir de los seguros sobre bienes y contra incendios, por ejemplo, pues ellos generan un resguardo imprescindible del patrimonio.
Con esta descripción de la estructura económica institucional queremos evidenciar que mientras los egresos deben seguir siendo honrados, el incremento de la morosidad en el cobro del arancel mensual, consecuencia de la menor actividad económica en general, ha producido una considerable reducción de los ingresos.
Atentos a estas circunstancias, el área de Administración realiza un seguimiento diario y la comisión directiva impulsó gestiones para acceder a la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), beneficio que hasta el momento no ha sido otorgado.
Dado el panorama, se evaluaron diversas alternativas de financiamiento entendiendo que solicitar un crédito no es la solución, porque otorga un alivio provisorio, posterga el problema y suma un costo en el corto plazo (cuando llegue el momento de comenzar a devolver los recursos).
El tema es analizado de manera permanente desde el mismo inicio del aislamiento obligatorio, el pasado 20 de marzo. A esta altura el riesgo sobre la continuidad, como sucede en otras escuelas del ámbito privado, es muy concreto.
Teniendo en cuenta lo planteado, se tomó la decisión de crear el Fondo de Emergencia con un alcance amplio: los miembros de la Comisión directiva, el personal, los ex alumnos, las familias que hoy nos acompañan, la comunidad y empresas de Tres Arroyos… Todos podemos contribuir si comprendemos la importancia que tiene la educación, y el Colegio Holandés como institución que aporta a la sociedad sujetos con valores y competencias para hacer crecer la comunidad. Entendemos que juntos podemos superar un obstáculo en circunstancias graves y excepcionales.
Para ello, se va a habilitar una cuenta específica donde todo ingreso quedará registrado. La información sobre los montos recibidos estará disponible, para otorgar transparencia a esta iniciativa, y compartir así los resultados que se vayan obteniendo. Además, se le entregará un recibo oficial a quien lo solicite.
Son muchos los que han formado parte o siguen relacionados al Colegio Holandés de alguna manera. Una familia muy grande, que seguramente el 2 de abril próximo sentirá una felicidad enorme por el 75º aniversario. En esta etapa, se necesita de todos, por la historia, el presente y sobre todo para hacer posible el futuro del Colegio que tanto queremos.
Las formas de contribuir con el Fondo de Emergencia son las siguientes:
-En el Banco Provincia
Titular: ASOC CUL ESP IGLES REFORM
Número de Cuenta: 6205-12523/3
CUIL/CUIT: 30-53046806-9
CBU: 0140334101620501252334
-Cooperativa ALFA Cuenta N: 2096
E-mail: contacto@colegioholandes.edu.
Teléfono: 2983445482
El Colegio te necesita, ayúdalo
¡Muchas gracias!